Mover las piernas de forma continua es un mecanismo comúnmente inconsciente que sirve como una «válvula de escape» para liberar tensiones internas derivadas del estrés, la ansiedad o la sobrecarga emocional. Este comportamiento puede ser un indicativo de angustia ante situaciones difíciles de manejar, donde los altos niveles de estimulación cerebral requieren de un canal para su liberación. Aunque en muchos casos el movimiento es involuntario, puede interpretarse como una señal de desinterés en el entorno inmediato, manifestando un deseo subconsciente de escapar de la situación.
Además del estrés, el aburrimiento y la falta de concentración también pueden ser causantes de esta inquietud física. En términos clínicos, el Síndrome de Piernas Inquietas (SPI), un trastorno neurológico que afecta a millones de personas en todo el mundo, manifiesta torsiones inquietantes principalmente durante la noche, lo que repercute negativamente en la calidad del sueño y la vida diaria de quienes lo padecen. Rasgos psicológicos como la inseguridad, el bloqueo emocional y la falta de motivación son comunes entre las personas que mueven las piernas repetidamente, lo que resalta la conexión entre lo físico y lo emocional en el manejo de estas conductas. La búsqueda de ayuda profesional puede ser crucial para manejar estos síntomas y mejorar el bienestar general.
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