El enfrentamiento entre Sevilla y Barcelona, disputado en el estadio Sánchez-Pizjuán, estuvo marcado por una polémica acción que generó gran controversia. Durante el partido, Sow del Sevilla se encontraba en una posición privilegiada para rematar frente al portero Szczesny, cuando fue empujado por detrás por el defensa del Barcelona, Koundé. El árbitro del encuentro, Hernández Hernández, decidió no detener el juego y, en la siguiente jugada, Barcelona anotó su tercer gol. La decisión fue ratificada por el VAR, bajo la supervisión de Del Cerro Grande, y el gol subió al marcador para dejar el partido casi resuelto con un marcador de 1-3.
El encuentro había comenzado favorable para el Sevilla, quienes a pesar de quedar atrás en el marcador luego del gol temprano de Fermín para Barcelona al inicio de la segunda mitad, seguían buscando el empate. Esta polémica surgió tras un gol anulado a Vargas por un fuera de juego claro, cuando Sow logró superar la defensa catalana y quedarse solo contra Szczesny, sólo para ser aparentemente derribado sin sanción. La pasividad del VAR, que no corrigió la decisión del árbitro de campo, generó indignación entre los sevillistas. El gol de Raphinha para el Barcelona prácticamente selló la victoria, en un partido que dejó un sabor amargo para el equipo y la afición local.
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