En un giro significativo en las políticas medioambientales de California, el Senado de Estados Unidos, con mayoría republicana, ha revocado una normativa clave que prohibía la venta de coches de gasolina a partir de 2035. Esta medida, propuesta por el gobernador Gavin Newsom, fue considerada pionera en la lucha contra el cambio climático dentro del mayor mercado automotriz del país. Con un votación de 51-44, la medida fue anulada, marcando una victoria para la industria petrolera y un enfrentamiento directo con las políticas previas del Estado. La revocación ha sido vista como un golpe a los esfuerzos del estado por liderar la transición hacia energías limpias, en una época en la que Donald Trump busca desmantelar regulaciones medioambientales a través de la agenda de la Agencia de Protección Ambiental (EPA).
El impacto de esta decisión va más allá del ámbito ambiental. Newsom señaló que la revocación favorece a China en su dominio del mercado de vehículos eléctricos, considerando que sin las políticas regulatorias californianas empresas como Tesla no existirían. California, con un notable desarrollo en infraestructura de energías limpias que incluye 178,000 estaciones de carga, se enfrenta ahora a desafíos legales, ya que el fiscal estatal Rob Bonta anunció una nueva demanda contra el gobierno de Trump, sumando el vigesimotercer litigio contra el liderazgo republicano. Este conflicto refleja una brecha creciente entre las prioridades medioambientales estatales y las políticas federales, en una lucha que definirá el rumbo de las políticas de energía y transporte en Estados Unidos en los próximos años.
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