Durante el periodo estival, muchos ciudadanos optan por alquilar sus propiedades, generalmente ubicadas en la playa o montaña, ya que suelen estar de vacaciones en otros destinos. Estos contratos, conocidos como alquileres vacacionales o de temporada, son acuerdos entre particulares y difieren de los arrendamientos turísticos gestionados por empresas. Si bien la mayoría de estos alquileres transcurren sin problemas, ocasionalmente surgen conflictos cuando los inquilinos se niegan a realizar los pagos pactados, lo que ha llevado a muchos propietarios a considerar la contratación de un seguro de impago del alquiler.
Este tipo de seguro ofrece protección al propietario contra inquilinos morosos, garantizando el pago de las rentas adeudadas hasta un límite estipulado en la póliza. Inicialmente, estos seguros estaban destinados a arrendamientos de larga duración, pero las aseguradoras han adaptado sus ofertas para cubrir alquileres de temporada, aunque a un costo más elevado. Además de garantizar el cobro de rentas, algunas pólizas también incluyen coberturas para daños materiales y defensa jurídica en casos de inquilinos que ocupan la vivienda de forma ilegal. Con la creciente demanda de alquileres de temporada, tanto propietarios como inquilinos pueden beneficiarse de esta modalidad de seguro, que facilita el acceso a contratos más seguros y favorables.
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