En la última década, España ha experimentado un notable incremento en la importación de frutas y hortalizas procedentes de Marruecos, registrando un crecimiento del 224%. Este fenómeno ha impactado fuertemente a la producción agrícola nacional, especialmente en provincias como Almería, donde el cultivo autóctono se ha visto presionado por la competencia extranjera. Dentro de esta tendencia, el tomate destaca con un incremento del 42% en las importaciones, causando dificultades significativas para los productores locales que enfrentan crecientes costes de producción y una oferta internacional más económica.
El aumento de la importación de productos marroquíes se debe, en parte, a las condiciones favorables de producción en Marruecos, que incluyen menores costes laborales y acuerdos comerciales ventajosos, permitiendo a sus exportaciones ser más competitivas en el mercado español. Esta situación ha generado preocupación entre los agricultores españoles que ven comprometida su viabilidad económica, lo que podría derivar en cambios significativos en el tejido agrícola del país. Las autoridades y organizaciones del sector agrícola instan al gobierno a tomar medidas efectivas para proteger la producción nacional y garantizar la sostenibilidad del sector frente a estos desafíos externos.
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