En una pequeña comunidad rural, los habitantes han adoptado un enfoque comprometido para la conservación de su bosque local, ya que su aprovechamiento se sortea entre ellos como una forma de subsistencia vital. Antonio, quien ha trabajado como forestal en la zona durante 36 años, destaca la importancia de este territorio para su comunidad. «Se sortea su aprovechamiento y los vecinos lo cuidamos porque aún forma parte de nuestra subsistencia», afirma, subrayando cómo el manejo compartido y responsable del bosque ha sido crucial para mantener no solo su medio de vida, sino también un medio ambiente saludable.
Por otro lado, el Colegio de Ingenieros de Montes ha hecho un llamado para reforzar las prácticas de manejo forestal, argumentando que un bosque sano podría mitigar los efectos devastadores de los incendios forestales en el futuro. «Con un bosque fuerte habría incendios débiles», sostienen, señalando cómo una gestión eficaz y sostenible podría prevenir catástrofes. El debate destaca la necesidad urgente de integrar políticas de conservación efectivas que promuevan la resiliencia ambiental y la seguridad de las comunidades que dependen de estos recursos naturales.
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