El reciente gesto del empresario Elon Musk durante el evento de investidura de Donald Trump ha generado una gran controversia. Musk levantó su brazo derecho en un acto que muchos han interpretado como un saludo fascista, reavivando el debate sobre el significado y el uso de este símbolo histórico asociado a regímenes totalitarios. Este gesto, que algunos comparan con el saludo nazi, tiene supuestos orígenes en la Antigua Roma, aunque no existen evidencias claras de su uso en aquella época. En el siglo XX, su adopción por el fascismo italiano y el nazismo alemán lo convirtió en un emblema de lealtad, utilizado en ceremonias políticas y militares tanto por el régimen de Mussolini como por el de Hitler.
El uso de este saludo se extendió a España durante la Guerra Civil y el mandato franquista, bajo el nombre de «saludo íbero», siendo una expresión obligatoria de lealtad al régimen franquista. La reciente acción de Musk ha desatado un torrente de críticas y discusiones en redes sociales, con reacciones que varían desde la condena hasta la identificación del gesto como inofensivo. El simbolismo del saludo sigue siendo objeto de debate en muchos países donde está prohibido, debido a su fuerte vinculación con regímenes opresivos y crímenes de guerra. En este contexto, el gesto de Musk ha reabierto el diálogo sobre la interpretación y simbolización de tales acciones en la actualidad, suscitando una reflexión sobre la carga histórica de ciertos gestos en la esfera pública.
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