En Palestina, las condiciones de vida para mujeres y niñas se deterioran dramáticamente en el contexto del conflicto que ha cobrado más de 44,000 vidas. La falta de medicamentos y recursos básicos ha llevado a situaciones extremas, como la realización de cesáreas sin anestesia. Soraida Hussein, activista de «Alianza por la Solidaridad», reporta que la escasez de productos de higiene femenina ha obligado a muchas a recurrir a métodos improvisados, exponiéndolas a enfermedades. Naciones Unidas estima que más de 540,000 mujeres y niñas en Gaza enfrentan dificultades para acceder a productos menstruales, lo que recalca la urgente necesidad de asistencia humanitaria.
La violencia sexual y el hambre agravan las penurias de las mujeres palestinas. Muchas han dependido de comida enlatada, desarrollando problemas de salud debido a la malnutrición. Además, el conflicto impide el tratamiento de enfermedades graves como el cáncer. La violencia sexual se intensifica en zonas de conflicto, con situaciones preocupantes en pasos fronterizos como el muro que separa Cisjordania de Jerusalén. A pesar de algunos avances en la formación de unidades especializadas en comisarías, sigue faltando una legislación palestina clara que proteja a las mujeres. En medio de la devastación, el reciente alto al fuego entre Israel y Hizbulá ofrece una esperanza de paz, una paz que, como señala Soraida, debe incluir la participación activa de las mujeres para ser efectiva y justa.
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