En su primera comparecencia ante la prensa después de decidir devolver la sede social del Banco Sabadell a Cataluña, César González-Bueno, consejero delegado del banco, defendió con firmeza la independencia de la entidad ante el intento de adquisición por parte del BBVA. La oferta del BBVA, gigante con activos de 776.000 millones de euros y beneficios de 10.000 millones, fue tajantemente rechazada por el Sabadell, argumentando que permanecer independientes era lo más rentable para sus accionistas. El presidente del Sabadell, Josep Oliu, llegó a recomendar literalmente «tirar a la papelera» la oferta de adquisición. Este esfuerzo por mantener la autonomía frente al BBVA, que argumentaba que ofrecía la valoración más atractiva en una década, refleja una estrategia orientada a mostrar la solidez y el atractivo inherente del Sabadell en el mercado, pese a sus menores dimensiones.
El BBVA, liderado por Carlos Torres, hacía hincapié en su escala global y su fuerte presencia internacional —con más de la mitad de su negocio en México y Turquía— al intentar convencer a los accionistas del Sabadell. Sin embargo, el rechazo fue contundente, apoyado por diversas fuerzas políticas y empresariales en Cataluña. El Sabadell no solo se mantuvo firme, sino que estratégicamente vendió su filial británica, TSB, para reforzar su posición ante los inversores. A pesar de los 16 meses de tensión y la fuerte campaña publicitaria del BBVA, la postura del Sabadell no cedió. Ahora, las regulaciones impiden al BBVA lanzar otra opa por un año, marcando una victoria significativa para el Sabadell, que celebra con orgullo su capacidad de resistencia e independencia.
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