La desigualdad está aumentando la letalidad de las pandemias, según un reciente informe del Programa de la ONU contra el VIH-SIDA (ONUSIDA). Este estudio, presentado antes de la cumbre del G20 en Johannesburgo, Sudáfrica, destaca que las brechas económicas y sociales no solo agravan las pandemias, sino que también las hacen más probables y mortales.
El informe, resultado de dos años de investigación, revela que las desigualdades dentro y entre los países actúan como catalizadores para las pandemias, profundizando así las disparidades sociales y generando un ciclo vicioso. En sociedades con desigualdades marcadas, las tasas de mortalidad son más altas, y las respuestas a las crisis sanitarias, menos efectivas. La pandemia de COVID-19 es un ejemplo claro de esta dinámica, reflejando patrones similares a crisis anteriores como la del VIH, ébola e influenza.
Las estadísticas muestran que las naciones con mayor desigualdad registraron tasas de mortalidad más elevadas por enfermedades como el COVID-19. En Brasil, la falta de educación básica se vinculó con una mayor probabilidad de muerte durante la pandemia, mientras que en Inglaterra, el hacinamiento en viviendas se asoció con mayor mortalidad.
El informe también señala que las desigualdades globales incrementan la vulnerabilidad mundial. Los países de ingresos altos gastaron significativamente más para enfrentar el COVID-19 en comparación con las naciones de ingresos bajos, limitando así una respuesta global efectiva y favoreciendo la propagación incontrolada del virus. La distribución desigual de vacunas y tratamientos ha incentivado la aparición de variantes resistentes.
Desde el inicio de la pandemia de SIDA, la desigualdad ha aumentado globalmente, y la crisis del COVID-19 aceleró esta tendencia. ONUSIDA destaca que más de la mitad de los países de bajos ingresos enfrentan riesgos de crisis de deuda, lo que afecta su capacidad para invertir en salud y protección social.
Monica Geingos, investigadora y autora del informe, subraya que la desigualdad es una elección política que amenaza la salud pública. Michael Marmot, experto consultado, afirma que reducir desigualdades en vivienda, trabajo, educación y protección social podría disminuir significativamente el riesgo de pandemias.
El informe propone un enfoque de seguridad sanitaria que incluye la eliminación de barreras financieras, inversión en salud social, producción local de medicamentos e inclusión comunitaria en la gestión de pandemias. Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía y coautor del estudio, resalta que las pandemias son también crisis económicas, agravadas por decisiones políticas deficientes.
La directora ejecutiva de ONUSIDA, Winnie Byanyima, afirma que el informe ofrece una hoja de ruta para romper el ciclo de desigualdad, insistiendo en que cerrar estas brechas no solo salvará vidas, sino que también contribuirá a un mundo más justo y seguro. Este análisis es vital en un contexto donde nuevos brotes de enfermedades, como la gripe aviar y Mpox, emergen a nivel global, según Byanyima. El riesgo es quedar atrapados en un ciclo cada vez más devastador de pandemias si no se abordan las raíces de la desigualdad.


                                    