El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha tomado medidas decisivas con la firma de una orden ejecutiva que elimina las restricciones impuestas sobre la cantidad de agua que pueden utilizar los cabezales de ducha en el país. Esta acción, que Trump considera devolverá la grandeza a las duchas estadounidenses, fue justificada por el mandatario al expresar sus preferencias personales por una ducha que le permita cuidar su cabello. Trump ha argumentado que los límites de agua obligan a las personas a permanecer más tiempo bajo la ducha para lograr el mismo efecto, lo que considera innecesario y burocrático. La Casa Blanca, bajo la dirección del presidente, ha instruido al secretario de Energía, Chris Wright, a rescindir las complicaciones normativas introducidas durante las administraciones de Barack Obama y Joe Biden.
Esta orden representa un paso más en la continua batalla de Trump contra las regulaciones medioambientales promovidas por los demócratas. La medida eliminará el límite que había reducido la capacidad de flujo de cada cabezal de ducha a nueve litros por minuto, una restricción que el presidente ha criticado como una interferencia en la eficiencia y el confort personal. Durante su primer mandato y su campaña presidencial de 2024, Trump ha abordado frecuentemente el tema de la presión del agua, expresando su desacuerdo con las medidas que afectan desde las duchas hasta los inodoros y grifos. La derogación de esta norma, que entrará en vigor 30 días después de su publicación oficial, es vista como un componente más de su estrategia para relajar las limitaciones medioambientales en favor de una mayor libertad de consumo.
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