En los últimos años, se ha observado un notable incremento en el consumo de SARMs (Moduladores Selectivos de los Receptores de Andrógenos), especialmente entre jóvenes y aficionados al fitness. Estas sustancias han ganado popularidad debido a su capacidad para incrementar la masa muscular y reducir grasa en un corto período de tiempo, convirtiéndolas en una opción atractiva para quienes buscan resultados rápidos sin recurrir a esteroides tradicionales. Su comercialización se ha facilitado enormemente gracias a su bajo coste y la posibilidad de adquirirlos fácilmente a través de internet, donde numerosas plataformas ofrecen distintos tipos de SARMs con promesas de efectos rápidos y efectivos.
Adicionalmente, el auge de los SARMs ha sido alimentado por la influencia de numerosas celebridades y figuras del mundo del fitness que promueven su uso en redes sociales. Estos influencers, con millones de seguidores, han jugado un papel fundamental en la normalización de su consumo, presentándolos como una solución segura y eficaz para mejorar el rendimiento físico, a pesar de que la comunidad médica ha advertido sobre los potenciales efectos adversos y la falta de estudios a largo plazo que garanticen su seguridad. Este fenómeno refleja un cambio preocupante hacia el uso de sustancias no reguladas en la búsqueda del cuerpo perfecto, poniendo en entredicho la responsabilidad de las plataformas digitales y la necesidad de una regulación más estricta sobre la promoción de suplementos y sustancias deportivas.
Leer noticia completa en El Mundo.