El rey emérito Juan Carlos I brilló por su ausencia en el acto de conciliación en Santander, a donde había sido convocado tras interponer una demanda contra el expresidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, por presuntos delitos contra el derecho al honor. El monarca, quien reclama 50,000 euros por comentarios que considera calumniosos, no se presentó en la sede judicial, delegando en sus representantes legales. En contraste, Revilla sí asistió y aprovechó para reiterar sus críticas, instando al exmonarca a disculparse y a «repatriar todo el dinero» relacionado con sus ya ampliamente discutidos negocios. La presencia de Revilla en el acto reflejó su disposición a confrontar las acusaciones y su descontento con la actitud de Juan Carlos I.
La legislación española permite que en estos procesos se presenten los implicados o sus abogados, un recurso que facilitó la inasistencia del rey emérito, quien se encontraba en Sanxenxo participando en regatas. En Galicia, se negó explícitamente a viajar a Santander, dedicándose en cambio a sus actividades náuticas y sus amigos. Revilla lamentó la ausencia de Juan Carlos, añadiendo que espera verlo si el caso llega a juicio. Además, insistió en sus reproches sobre las presuntas conductas impropias del monarca y calificó de «injusto y mezquino» que una figura constitucionalmente inviolable tome acciones legales contra un ciudadano sin exponerse a consecuencias legales. Afirmó sentirse tranquilo y reafirmó su compromiso con evidenciar «corrupciones y privilegios.»
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