La presión y los escándalos en torno a Andrés de Inglaterra han llevado al rey Carlos III a tomar medidas drásticas para limitar su influencia y conexión con la familia real. El Palacio de Buckingham anunció que se han iniciado los trámites formales para despojar a Andrés de sus títulos y honores, tras revelarse detalles comprometedores sobre su relación con Jeffrey Epstein y supuestos abusos. Además, se le ha notificado que debe abandonar la mansión Royal Lodge en Windsor, donde vivía sin coste junto a su familia, para trasladarse a otra residencia en Sandringham. El comunicado del palacio subraya que estos actos de censura son necesarios, ya que Andrés sigue negando todas las acusaciones en su contra.
La decisión de Carlos III responde al creciente descontento de la sociedad británica y del Parlamento, que había comenzado a cuestionar la financiación de la vida de lujo de Andrés. Aunque el Gobierno de Keir Starmer evitó llevar el asunto al Parlamento, reconoció la presión entre sus diputados para respaldar la censura del príncipe. La intervención real surge después de que el hermano del monarca se resistiera a renunciar formalmente a sus títulos, lo que obligó a Carlos III a ejercer su prerrogativa real. El gobierno ha respaldado la decisión del rey, en un intento por restaurar la confianza pública y mostrar apoyo a las víctimas de abuso.
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