En el Palacio Municipal de Deportes de Granada, el pasado y el presente se unieron cuando Ricky Rubio regresó a las canchas con el Joventut Badalona en la victoria frente al Covirán Granada (75-87). Durante el encuentro de la primera jornada de la ACB, el base del Masnou, que debutó hace casi 20 años en ese mismo lugar, brilló nuevamente tras 490 días alejado de la liga española. Rubio, de 34 años, reafirmó su calidad con 18 puntos, cuatro asistencias y una efectividad perfecta en tiros libres. La afición, con 7,489 espectadores, le ofreció una cálida bienvenida, recordando sus comienzos y celebrando su regreso. La victoria no solo sumó puntos en el marcador sino que tuvo un significado emocional profundo para Rubio, quien confesó haber recuperado una ilusión que no sentía hacía tiempo.
Este partido marcó un nuevo capítulo en una carrera llena de altibajos. Tras su salida del Joventut en 2009, Rubio fue seleccionado por los Minnesota Timberwolves en el draft de la NBA y jugó durante 12 temporadas en cuatro equipos, además de ser campeón del mundo con la selección española en 2019. Las lesiones y la presión del deporte de élite llevaron a Rubio a tomar un descanso para priorizar su salud mental. Su regreso al Joventut, tras breves periodos en el Barcelona y un retiro anticipado de la NBA, simboliza un reencuentro consigo mismo. En Granada, donde hace dos décadas un adolescente comenzó a forjar su leyenda, Rubio volvió a mostrar su esencia, prometiendo ser el último club en su trayectoria profesional.
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