Un intento de golpe de Estado en Bolivia dirigido por el comandante Zúñiga fracasó ayer después de que intentara tomar el palacio de gobierno y detener al expresidente Evo Morales. La rápida respuesta del presidente Luís Arce, quien enfrentó a los golpistas, y la condena unánime de políticos de diversos signos ideológicos, incluyendo expresidentes, facciones del Movimiento al Socialismo y líderes de oposición y movimientos sociales, fueron determinantes para frustrar la insurrección militar. Sin embargo, el país enfrenta serios desafíos económicos, políticos y sociales, y la unidad mostrada contra la acción golpista no puede ser una excepción si se desea recuperar la estabilidad perdida tras el golpe de 2019, la pandemia y la fragmentación del MAS.
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