Un niño que nació con esclerosis tuberosa, una enfermedad genética rara, experimentó desde los 12 meses convulsiones epilépticas que le llevaron a una discapacidad severa. Esta condición le dificultaba hablar, caminar e incluso beber. Sin embargo, la esperanza llegó con un ensayo clínico que se está llevando a cabo en tres hospitales. Esta investigación innovadora utiliza una planta medicinal y ha demostrado ser efectiva en el 96% de los casos, permitiendo al niño, ahora de seis años, recuperar gradualmente las habilidades que había perdido.
El ensayo clínico ha sido un rayo de esperanza no solo para el niño, sino también para muchas otras familias afectadas por esta enfermedad. La comunidad médica observa con gran interés estos desarrollos, ya que podrían significar un cambio significativo en el tratamiento de la esclerosis tuberosa. Mientras el niño sigue mejorando, su progreso inspira y da fuerza a quienes esperan avances en el tratamiento de condiciones neurológicas complejas.
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