El regreso del base a las canchas con la camiseta verdinegra del Joventut ha suscitado gran interés en Granada, la misma ciudad donde inició su carrera hace dos décadas. A sus 34 años, el jugador demostró que el tiempo no ha mermado su pasión por el baloncesto. «Se le encendió una chispa», afirmó Jordi Martí, director deportivo de la Penya, quien destacó la importancia de este retorno tanto para el equipo como para los seguidores del deporte. Este emotivo regreso ha desbordado las expectativas en lo mediático, con la atención centrada en cómo su experiencia y habilidad contribuirán al éxito del equipo en la presente temporada.
El impacto de su vuelta ha trascendido más allá del terreno de juego, capturando la atención de la afición y revitalizando el interés por el baloncesto en la región. Las gradas del pabellón en Granada se llenaron de aplausos y ovaciones en apoyo al veterano base, quien no ha perdido el toque que lo caracterizaba en su juventud. Este reencuentro con el pasado también marca un hito significativo para la carrera del jugador y el club, creando un puente entre generaciones de fanáticos que ven en él un emblema de dedicación y amor por el deporte. La expectativa ahora está puesta en cómo este impulso emocional se traducirá en resultados a lo largo de la temporada.
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