El Sevilla FC enfrenta un momento crítico tras la destitución de García Pimienta y la llegada de Joaquín Caparrós como su nuevo técnico. Este cambio responde a una racha de cuatro derrotas consecutivas y a la presión de los aficionados sobre la directiva. En un ambiente tenso, con acciones cuestionadas y la sombra de la mediocridad, el club busca hallar estabilidad y mejorar su rendimiento en LaLiga. Caparrós, con su experiencia y vínculo emocional con el club, es visto como un pacificador que intentará recuperar el espíritu competitivo del equipo. Entre sus primeras misiones estará preparar al equipo para un crucial enfrentamiento contra el Alavés, mientras trata de integrar a figuras clave como Jesús Navas en su equipo técnico.
Sin embargo, el panorama económico del Sevilla FC es igual de desafiante. Con un límite salarial reducido y un reciente plan de austeridad que incluyó despidos, el club atraviesa dificultades financieras significativas, incluida una deuda de 81,5 millones de euros. Además, la presión para vender a jugadores destacados como Badé y Lukébakio es una estrategia para aliviar la situación económica, pese al riesgo de debilitar la plantilla. Con la meta de terminar entre los diez primeros en la liga y la necesidad imperiosa de un nuevo proyecto deportivo, la directiva, liderada por José María del Nido Carrasco, debe planificar su futuro con precisión y creatividad en medio de restricciones financieras, consolidando una etapa de transición cuando los rumores de una posible venta del club empiezan a tomar forma.
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