La huella digital en internet representa el rastro que dejamos al interactuar con diversos servicios y plataformas digitales. Cada acción, desde navegar por sitios web hasta realizar compras en línea, contribuye a esta huella. Esta información puede ser utilizada por terceros para fines diversos, como marketing, análisis de comportamiento y, en ciertos casos, con propósitos maliciosos.
Es fundamental distinguir entre la huella digital y la huella dactilar biométrica. Mientras la huella digital se refiere al rastro de datos que dejas en línea, la huella dactilar biométrica es la impresión de tu huella dactilar leída por dispositivos electrónicos para identificación, como los utilizados en teléfonos móviles o sistemas de control de acceso.
Cada vez que envías un correo electrónico, publicas en redes sociales o realizas búsquedas en internet, generas datos que pueden ser rastreados y almacenados. Estos datos enriquecen tu huella digital, aunque no siempre seas consciente de ello. Las “cookies”, pequeños archivos de texto que los sitios web almacenan en tu dispositivo cuando los visitas, desempeñan un papel crucial en este proceso.
Las cookies tienen varias funciones. Permiten a los sitios web recordar tus datos de inicio de sesión, para que no tengas que ingresarlos cada vez que los visitas. También ayudan a personalizar tu experiencia en el sitio web recordando tus preferencias, como el idioma o el diseño preferido. Además, facilitan el seguimiento de tu actividad en el sitio para mejorar la navegación y ofrecer publicidad dirigida.
Existen dos tipos de huella digital: activa y pasiva. La huella digital activa es la información que el usuario voluntariamente comparte en línea, como publicaciones en redes sociales, correos electrónicos y formularios completados en sitios web. Por otro lado, la huella digital pasiva es la información que se recopila sin la intervención directa del usuario, como la dirección IP, el historial de navegación y otros datos de uso recopilados por las cookies y tecnologías de seguimiento.
Algunos ejemplos de huellas digitales incluyen cada publicación, comentario o “me gusta” en plataformas como Facebook o Twitter, información sobre productos vistos y comprados en sitios de comercio electrónico, historial de búsquedas realizadas en motores como Google, e información contenida en los correos electrónicos enviados y recibidos.
La existencia de la huella digital implica riesgos y beneficios. Entre los riesgos se destaca la posible exposición de información personal y su uso sin consentimiento, la utilización de datos personales por ciberdelincuentes para actividades maliciosas como el phishing y el robo de identidad, y la manipulación de información para influir en decisiones personales y de consumo a través de anuncios dirigidos.
No obstante, la huella digital también ofrece beneficios, como la personalización de la experiencia del usuario, facilitando el acceso y uso de servicios en línea mediante el recuerdo de preferencias y datos de inicio de sesión, y ayudando a las empresas a comprender mejor a sus usuarios para desarrollar productos y servicios que satisfagan sus necesidades.
Borrar completamente la huella digital es prácticamente imposible, pero se pueden tomar medidas para reducirla y evitar estar tan expuestos. Ajustar las configuraciones de privacidad en redes sociales y otros servicios en línea para limitar la cantidad de información compartida, cerrar cuentas que ya no se utilizan y eliminar publicaciones antiguas, utilizar redes privadas virtuales (VPN) para ocultar la dirección IP y cifrar el tráfico de internet, y emplear navegadores y motores de búsqueda que no rastrean el historial de navegación, como el modo incógnito o buscadores como DuckDuckGo, son algunas de estas medidas.
Para aquellos interesados en profundizar en el tema, se recomienda ver el documental «The Social Dilemma» en Netflix, el cual ofrece una visión clara de cómo las redes sociales rastrean y manipulan el comportamiento de los usuarios y muestra los efectos de la huella digital y el impacto de las tecnologías en nuestras vidas.
En resumen, la huella digital es una parte inevitable de nuestra interacción con el mundo en línea. Entender cómo se crea y cómo puede ser utilizada es crucial para proteger nuestra privacidad y seguridad en la era digital.