La formación política ha expresado su descontento con la cobertura mediática que ha recibido recientemente, calificándola de injusta y sesgada. Según el grupo, los titulares han afectado su imagen pública, lo que consideran un daño reputacional significativo. Describiéndose a sí misma como una «afiliada de base», la organización busca destacar la desconexión entre su realidad y la representación en los medios, argumentando que esta distorsiona su propósito y actividades.
En respuesta a esta situación, la agrupación ha decidido tomar medidas concretas encargando un análisis técnico que pretende cuantificar económicamente el impacto negativo que tales titulares han tenido en su reputación. Con esta iniciativa, no solo buscan evaluar el daño financiero, sino también sopesar una posible respuesta legal para resarcir los perjuicios. Este movimiento refleja un creciente interés de las organizaciones en proteger su imagen pública y desafiar lo que perciben como un tratamiento informativo injusto.
Leer noticia completa en El Mundo.