El documento distribuido por Ferraz a su grupo parlamentario defiende la posición del Gobierno español respecto al cierre progresivo de las centrales nucleares, conocido como el apagón atómico. El texto apoya firmemente el plan de transición energética hacia fuentes renovables y argumenta que la energía nuclear no es sostenible a largo plazo debido a los costos inherentes y los riesgos ambientales asociados. Sin embargo, el documento ha sido criticado por ignorar la tendencia internacional que está reconsiderando la energía nuclear como una opción viable para reducir las emisiones de carbono y garantizar la independencia energética. En países como Francia y China, se observa un renovado interés por mantener e incluso expandir su capacidad nuclear como parte de una estrategia para asegurar el suministro energético sostenible.
A pesar de este cambio de tendencia en el panorama global, el documento de Ferraz insiste en que el desarrollo de energías renovables, junto con el almacenamiento eficiente y la reducción del consumo, puede satisfacer la demanda energética sin necesidad de recurrir a la energía nuclear. El informe minimiza los riesgos potenciales de no contar con la energía nuclear, como posibles fallas en la garantía de suministro en momentos críticos o las limitaciones de las tecnologías renovables en épocas de baja producción. Esta posición puede proteger el compromiso del Gobierno con sus objetivos climáticos, pero también puede generar polémica entre sectores que abogan por una combinación energética más equilibrada, que incluya la energía nuclear para asegurar la estabilidad y seguridad del suministro energético.
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