La reciente decisión de la dirección nacional de suspender el proceso de primarias ha generado un fuerte rechazo en la dirección regional, que ha calificado la medida de «inadmisible». Este proceso de selección interna era esperado con atención, pues en él el dirigente de Castilla y León, uno de los líderes más cuestionados en los últimos tiempos, buscaba su reelección. La supresión de las primarias ha intensificado las tensiones entre las diferentes facciones del partido, evidenciando las profundas divisiones internas que han marcado la política de esta organización. La dirigencia regional se ha manifestado enérgicamente, solicitando una revisión de esta decisión, que consideran antidemocrática y contraria a los intereses de los afiliados.
El trasfondo de esta disputa parece estar ligado a la figura del dirigente castellano leonés, cuyo liderazgo ha sido objeto de controversia. Las críticas internas hacia su gestión han sido constantes, y su intento de reelección mediante las primarias era visto como un punto crucial para definir su futuro político. La dirección nacional, sin embargo, ha optado por interrumpir el proceso sin ofrecer claras explicaciones públicas, lo cual ha incrementado la frustración entre los partidarios del proceso participativo. En medio de este clima de descontento, se anticipa que esta crisis interna podría tener repercusiones significativas en la cohesión y proyección del partido a nivel regional y nacional.
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