El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, realizó una visita inesperada a un avión de la compañía Boeing para criticar los prolongados retrasos en la entrega de los nuevos aviones presidenciales Air Force One. Durante su primer mandato, Trump negoció la compra de dos aeronaves modelo 747 con el propósito de modernizar la flota presidencial. Sin embargo, los constantes aplazamientos han pospuesto su entrega hasta al menos 2027, desafiando las expectativas iniciales de contar con ellos desde 2022. La Casa Blanca, a través de su director de comunicaciones, Steven Cheung, destacó la frustración por los cinco años de retraso acumulados y puntualizó que Boeing aún no ha cumplido con lo pactado.
En medio de esta situación, Boeing ha iniciado conversaciones con Elon Musk, responsable del Departamento de Eficiencia Gubernamental, para explorar vías que podrían acelerar el proceso, a pesar de que SpaceX, la empresa de Musk, compite directamente con la división aeroespacial de Boeing. Kelly Ortberg, consejero delegado de Boeing, mostró su compromiso en resolver estos contratiempos logísticos atribuidos a problemas en la cadena de suministro y falta de personal a causa de la pandemia. La visita de Trump al avión, estacionado en el aeropuerto internacional de Palm Beach, Florida, no estaba prevista en su agenda oficial, dejando en el aire la cuestión de si contaba con la coordinación adecuada por parte de Boeing para tal inspección.
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