Durante la emotiva final de «Grand Prix», Ramón García dedicó un conmovedor homenaje a las madres, compartiendo el escenario con Elisa, quien representaba a Cubas de la Sagra. Ambos se encontraron en historias familiares que evocaban recuerdos de sus progenitoras, lo que llevó a Ramón a confesar que la ocasión le provocó una profunda emoción: «Hoy me he emocionado mucho con esto, se me va a caer la lagrimilla». Elisa, por su parte, recordó la vocación de su madre como matrona, quien asistía a partos en caseríos de un pueblo cercano a Bilbao, donde la escasez de médicos la convertía en la principal cuidadora de la comunidad.
La madre de Elisa no solo se encargaba de los nacimientos, sino que también curaba enfermos y administraba inyecciones, desempeñando múltiples roles en su entorno. Ramón destacó el reconocimiento que la madre de Elisa recibió por su invaluable labor, siendo nombrada «hija predilecta de Cubas» y dedicándole un parque. Al final, en un emotivo momento, Ramón preguntó a Elisa sobre el paradero de sus madres, a lo que ella respondió, con lágrimas en los ojos: «En el cielo, viendo el Grand Prix». Esta emotiva despedida sirvió para recordar el legado y la vitalidad que estas mujeres representaron en sus comunidades.
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