El rey Carlos III ha comenzado el proceso formal para retirar todos los honores y distinciones a su hermano, el príncipe Andrés. Esta decisión se produce en medio de la continua controversia en torno a las acusaciones de abuso sexual que pesan sobre Andrés, casos que han afectado significativamente la reputación de la monarquía británica. Aunque el príncipe ha negado enérgicamente estas acusaciones, el impacto mediático y social ha sido profundo, llevando a la casa real a tomar medidas drásticas para proteger la institución.
El proceso de retirada incluye eliminar títulos honoríficos y funciones oficiales, siendo un movimiento sin precedentes en la reciente historia de la familia real. Con ello, se busca distanciar la imagen de la monarquía de cualquier escándalo que pueda empañar su legado y estabilidad. Dentro del contexto real, la acción de Carlos III subraya también un intento de reforzar la transparencia y la accountability en el seno de la realeza, mostrando un cambio de era y un liderazgo más firme ante las crisis internas.
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