El derbi griego de baloncesto que enfrentó al Olympiacos y al Panathinaikos estuvo marcado por un escándalo que involucró al presidente visitante, Dimitris Giannakopoulos. El mandatario del Panathinaikos, que llegó al pabellón bajo una intensa custodia, fue expulsado del recinto tras un tenso enfrentamiento con los aficionados locales. Según reportes, se le acusó de realizar gestos provocadores y de lanzar amenazas disturbadoras, lo que derivó en una denuncia por parte de los propietarios del Olympiacos, quienes afirmaron que Giannakopoulos realizó comentarios inapropiados sobre su hija.
En un giro dramático, el presidente del Panathinaikos se vio obligado a huir por el estacionamiento del estadio para evitar ser arrestado por la Policía, que lo había puesto en busca y captura. A pesar del escándalo, el equipo de Giannakopoulos defendió su actuación, argumentando que el presidente respondió a los cánticos hostiles dirigidos hacia él y su familia. Además, el Panathinaikos negó que se hubiera producido su expulsión y rechazó las acusaciones de detención, en un intento por minimizar el impacto del incidente sobre la reputación del club.
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