El presidente de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, rompió su silencio este sábado tras declarar la ley marcial de emergencia, creando una situación política sin precedentes en el país. Yoon, visiblemente agotado, ofreció una disculpa pública por la confusión generada y se comprometió a asumir cualquier responsabilidad política y legal derivada de su acción. En su breve declaración, el presidente rechazó los rumores de la implementación de una nueva ley marcial y dejó la puerta abierta a un posible retiro, comentando que su futuro político dependerá de las decisiones de su partido. Estas declaraciones se producen en medio de una moción de destitución en su contra por la Asamblea Nacional, que se debate ese mismo día.
Mientras tanto, la tensión continúa en las calles de Seúl con una creciente presencia ciudadana alrededor del Parlamento. A pesar de las bajas temperaturas, se espera que hasta 200.000 manifestantes se congreguen, reflejando un sólido compromiso democrático por parte de la población. Desde la instauración de la ley marcial, los ciudadanos han mostrado su determinación al interponerse entre los militares que intentaban tomar el control del Parlamento. Esta situación ha despertado reminiscencias de la era dictatorial en el país, aunque la respuesta actual difiere significativamente, mostrando una fuerte defensa de las instituciones democráticas. Personalidades como el analista político Kim Gap-soo señalan que este evento es un claro recordatorio del avance democrático y la resistencia a medidas autoritarias en Corea del Sur.
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