El presidente de Bolivia, Luis Arce, denunció públicamente la toma de tres unidades militares en el Trópico de Cochabamba por parte de grupos armados afines al ex mandatario Evo Morales. Arce calificó este acto como «traición a la patria» y una grave afrenta a la Constitución y las Fuerzas Armadas del país. Según el presidente, estos grupos han retenido a militares y sus familias como rehenes, amenazando sus vidas. Las acciones violentas incluyen disparos y el uso de dinamita contra los agentes del orden, quienes, según Arce, no participan en operativos y solamente resguardan dichas unidades. En respuesta, las autoridades han desplegado una operación militar y policial para enfrentar los bloqueos que los seguidores de Morales han mantenido durante 19 días, como medida de protesta para retirar los procesos judiciales en su contra y presionando por la candidatura presidencial de Morales en 2025.
Arce enfatizó que la ocupación de espacios con armamento militar es un acto criminal que no representa una legítima reivindicación social y acusan a estas acciones de buscar desestabilizar el orden público y la democracia en Bolivia. Arce prometió continuar trabajando para restaurar el orden, garantizar la paz social y asegurar el libre tránsito de bienes y servicios, vital para la estabilidad del país. Por su parte, Evo Morales respondió a Arce en una carta abierta, criticando su gestión y comparándola con la de la expresidenta interina Jeanine Áñez, a quien Morales acusó de un golpe de Estado en 2019. Las tensiones entre Arce y Morales han aumentado desde 2021 debido a las diferencias en la administración del gobierno y la necesidad de renovar la dirección del Movimiento al Socialismo (MAS) de cara a las elecciones de 2025.
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