En una reciente declaración, se ha acusado a los partidos políticos de ambos lados del espectro de estar más interesados en generar controversias que en abordar los verdaderos problemas del país. Según la crítica, los partidos de la oposición buscan ganar visibilidad en un escenario político donde su presencia es limitada, mientras que los partidos en el poder intentan desviar la atención pública de los problemas de corrupción que les rodean. Esta dinámica, afirman, está estancando el debate político en el ruido y desdibujando las líneas de discusión sobre temas cruciales para la ciudadanía.
Este comportamiento ha generado un clima de polarización política en el que las discusiones se centran más en ataques mutuos que en la búsqueda de soluciones concretas. Según los analistas, esta situación no solo perjudica la credibilidad de los partidos ante el electorado sino que también obstaculiza el desarrollo de políticas públicas efectivas. La lucha constante por el poder y el control del discurso público se está priorizando por encima de los intereses y necesidades reales de la población, subrayando la urgencia de un cambio en la manera de hacer política.
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