El incremento del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) y el crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) en España, durante la administración de Pedro Sánchez, no ha conducido a un aumento del poder adquisitivo de los ciudadanos. De acuerdo con datos oficiales, la capacidad de compra ha disminuido un 2% hasta diciembre, incluso cuando la variación salarial pactada en convenios colectivos incrementó un 10% desde 2022. Sin embargo, la inflación acumulada durante este periodo, registrada en un 12% por el Instituto Nacional de Estadística, ha superado con creces el aumento salarial, afectando negativamente a la economía de las familias españolas. A pesar del crecimiento económico del país, las advertencias de la Unión Europea han subrayado que el aumento del PIB no se ha materializado en un mayor bienestar para los ciudadanos comunes.
En el escenario internacional, la Comisión Europea ha destacado que España ocupa las últimas posiciones en indicadores sociales dentro de la Unión Europea, presentando niveles críticos en aspectos como el abandono escolar y el riesgo de pobreza y exclusión social. Frente a una media de satisfacción con la vida de 7,3 sobre 10 entre los ciudadanos de la UE, los españoles obtienen una calificación de 7,2, por debajo de países como Estonia, Rumanía y Polonia. Factores como la alta inflación y problemas socioeconómicos, entre ellos el riesgo de pobreza y un preocupante índice de abandono escolar, han contribuido a una menor satisfacción con la vida en comparación con el resto de Europa, reflejando un panorama de desafíos económicos y sociales que afectan la percepción del bienestar en el país.
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