La militancia del Partido Nacionalista Vasco (PNV) ha decidido unirse bajo la dirección de Aitor Esteban, dejando atrás las luchas internas por la presidencia. En un gesto de unidad, el veterano líder Andoni Ortuzar se despidió, llamando a cerrar filas para enfrentar el desafío electoral ante el crecimiento de EH Bildu. En una asamblea general en el frontón Atano III de San Sebastián, el PNV inició la era Esteban, un período que promete centrarse en la redefinición de su ideario político y la reconexión con la ciudadanía. El partido se propone mantenerse como líder en Euskadi y reivindicarse como un referente de la centralidad política vasca. Así, se compromete a promover debates internos, garantizar la democracia y abrazar una ética enfocada a evitar conductas que dañen su reputación.
El nuevo liderazgo trae consigo una serie de retos, al tiempo que el PNV busca adaptarse a los rápidos cambios geopolíticos y sociales actuales. Con 130 años de historia, el partido se ve obligado a reafirmar su identidad ideológica y renovar su estrategia política en respuesta a las críticas que lo tildan de conservador y autocomplaciente. El proceso «Entzunez eraiki», culminado en 2022, evidencia esta percepción de la sociedad e impulsa al PNV a liderar con frescura. Sin embargo, no todos están convencidos; algunas voces internas, como David Salinas-Armendariz, expresan escepticismo respecto a la capacidad de Esteban para fomentar cambios significativos. En el escenario nacional, la salida de Esteban del Congreso deja abierta la cuestión de quién podrá llenar el vacío dejado por su papel central en los acuerdos con el gobierno español, mientras que el partido trabaja para mantener su influencia y colaboración con el PSE-EE en las instituciones vascas.
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