La competitividad se ha convertido en el eje central de las políticas económicas de la Unión Europea, en busca de igualar el terreno de juego con gigantes como Estados Unidos y China. La Comisión Europea ha señalado esta meta en respuesta al ambicioso Inflation Reduction Act (IRA) de Joe Biden, que impulsa el desarrollo de energías limpias y manufacturas dentro de territorio estadounidense. Dicha legislación supone un desafío para las compañías europeas, que deben enfrentar restricciones fiscales y una entrada menos sencilla al vasto mercado norteamericano. En este contexto, el bloque europeo se ha visto obligado a reconsiderar su marco regulatorio y financiero para apoyar a las empresas, al tiempo que busca una mayor integración del mercado único para competir en la arena global.
La situación demanda acción y, en septiembre de 2023, Ursula Von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, seleccionó al ex primer ministro italiano Mario Draghi para elaborar un informe destinado a mejorar la competitividad del continente. Este informe destaca la necesidad de reforzar la industria europea y reducir la dependencia de materias primas procedentes de China, esenciales para la transición ecológica y digital. Mientras tanto, el panorama político en Estados Unidos también podría influir en el escenario económico internacional. La demócrata Kamala Harris apoya la agenda de Biden, mientras que una potencial victoria de Donald Trump podría reorientar las prioridades de inversión hacia un marcado proteccionismo. Bruselas, ante estos desafíos, busca transformar la transición ecológica en un motor de crecimiento, evitando así la «lenta agonía» económica destacada por Draghi, y proteger la competitividad de las empresas europeas en un contexto global en constante evolución.
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