Las calles del centro de Madrid vibraron ayer sábado con las notas del célebre pasodoble «Amparito Roca», en una celebración icónica para conmemorar el centenario de esta pieza universal del repertorio bandístico español. La obra, compuesta por Jaume Texidor en 1925 y estrenada en el Teatro del Siglo de Carlet, hizo resonar su melodía en una atmósfera de festividad y cultura que atrajo a cientos de personas.
El homenaje se enmarcó dentro del programa del festival Veranos de la Villa, convirtiendo la ciudad en un escenario musical que rindió tributo a esta composición emblemática. Las bandas participantes recorrieron las avenidas principales, llenando el aire de acordes conocidos que han transcendido generaciones, reafirmando así su lugar especial en la cultura musical española.
El evento no solo celebró el legado de Texidor, sino que también destacó la permanencia del pasodoble como un símbolo de identidad cultural. Familias enteras y amantes de la música se congregaron para disfrutar de la actuación al aire libre, en una experiencia que combinó tradición con un ambiente festivo excepcional.
Como parte de la celebración, numerosas actividades culturales complementaron el desfile musical, incluyendo exposiciones y talleres dedicados a la historia del pasodoble y su influencia en el patrimonio musical español. Estos espacios ofrecieron una oportunidad única para explorar la riqueza cultural y la historia que rodea a «Amparito Roca».
El pasodoble, más que una simple melodía, se reafirma como un elemento vivo de la cultura española, cuya resonancia sigue siendo poderosa después de un siglo desde su creación. Los actos de ayer en Madrid no solo recordaron la importancia de esta pieza, sino que aseguraron que su legado continúe vibrando en el corazón de la sociedad actual.