El intento de impulsar un nuevo referéndum independentista en Cataluña ha fracasado una vez más en el parlamento regional. Las mociones presentadas para avanzar en la convocatoria de un plebiscito no han logrado prosperar debido a la falta de consenso y la evidente división entre los partidos separatistas. La votación reflejó una falta de apoyo suficiente, marcando una nueva derrota para los grupos que buscan la independencia, en medio de una creciente sensación de fatiga entre los ciudadanos por el prolongado proceso. La falta de unidad y estrategia clara entre los líderes separatistas, junto a la pérdida de mayoría en la cámara, han sido factores determinantes que explican este revés.
Por otro lado, el gobierno central en Madrid observa con interés el desarrollo de estos acontecimientos, mientras mantiene su postura de diálogo con las autoridades catalanas dentro del marco constitucional vigente. Aunque la situación en Cataluña ha sido menos tensa en comparación con años anteriores, la cuestión de la independencia sigue siendo un tema divisivo y de gran relevancia política. La reacción en las calles ha sido moderada, refleja un interés menguante entre la población sobre el tema, debido en parte a la frustración ante la falta de avances concretos. Los partidos no independentistas han aprovechado la situación para reforzar su posición, apelando a la estabilidad y el diálogo para resolver las demandas de autonomía regional.
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