El papa Francisco inauguró este martes el Jubileo al abrir la Puerta Santa de la basílica de San Pedro, un ritual de la Iglesia católica que se realiza cada 25 años. En el atrio del templo se colocó una rampa especial para permitir el acceso del pontífice, quien, debido a sus problemas en la rodilla, se desplaza en silla de ruedas. Ante la mirada de 30.000 personas congregadas en la plaza de San Pedro y unas 6.000 en el interior de la basílica, Francisco golpeó tres veces la puerta, que se abrió silenciosamente. Las estrictas medidas de seguridad garantizaron un acceso controlado a los fieles que asistieron al emblemático inicio del Año Santo ordinario, que se extenderá hasta el 6 de enero de 2026.
En su discurso previo a la apertura de la puerta, Francisco instó a los fieles a entrar en el «tiempo de la misericordia y del perdón», resaltando el papel de la Iglesia como un faro de esperanza y paz. Tras el rito inicial, el papa y representantes de todos los continentes participaron en una procesión hacia el altar, donde se celebró la misa del gallo. Este Jubileo marca una nueva etapa de indulgencias y reconciliación en la tradición católica, con otras ceremonias programadas en diferentes basílicas de Roma y una visita especial a la prisión de Rebibbia el 26 de diciembre. El evento subraya el compromiso de la Iglesia en fortalecer la fe y fomentar la solidaridad entre sus fieles a través de obras de caridad y el perdón de los pecados.
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