El pontífice argentino de 88 años fue visto recientemente en público, mostrando un estado de salud bastante robusto, sentado en su silla de ruedas y sin la asistencia de cánulas nasales para el oxígeno. Este avistamiento disipa preocupaciones recientes sobre su bienestar, ya que su apariencia parecía enérgica y sin signos visibles de malestar. La imagen del papa en estas condiciones genera tranquilidad entre los fieles, quienes han estado pendientes de su salud debido a su avanzada edad y a reportes previos sobre problemas respiratorios.
Aunque no se han dado a conocer detalles específicos sobre su estado médico, la ausencia de dispositivos de asistencia para respirar sugiere una mejoría significativa en su condición. Este acontecimiento ha tenido una amplia repercusión internacional, evidenciando el interés global por la salud del líder de la Iglesia Católica. La reaparición del papa en un estado de salud tan positivo se interpreta como una señal alentadora de que puede continuar con sus responsabilidades papales, al menos en el futuro cercano.
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