Oviedo vivió una noche mágica al celebrar el retorno de su equipo a la Primera División del fútbol español después de 24 años de espera. La ciudad se convirtió en una fiesta interminable, mientras los aficionados llenaban las calles y el estadio Carlos Tartiere resonaba con cánticos. El evento fue un punto de inflexión emocional, simbolizado por figuras icónicas como Fernando Alonso, presente entre las multitudes. La euforia alcanzó su pico con los goles decisivos que sellaron el destino del Real Oviedo en la prórroga, asegurando un 3-1 contra el Mirandés. Santi Cazorla emergió como héroe al empatar el partido con un penalti, mientras que Ilyas Chaira y Francisco Portillo remataron la faena con goles que desataron la locura en la grada.
El encuentro inició con una ligera neblina azul en el estadio, con bengalas y cohetes que anunciaban una noche llena de emociones. El Mirandés sorprendió al adelantarse temprano con un gol de Panichelli, poniendo a prueba la resistencia del Oviedo. Sin embargo, la reacción del conjunto asturiano fue contundente. Tras el empate de Cazorla, el equipo mantuvo el control y supo manejar los tiempos del partido, mostrando la madurez necesaria para conseguir la victoria. Durante la prórroga, el gol de Portillo desató un clamor ensordecedor que resonó por toda la ciudad, solidificando una noche que quedará grabada en la memoria colectiva de los ovetenses.
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