En ciertos eventos tradicionales, se asegura la transparencia económica y la confianza entre los participantes mediante la figura del «gitano de ley». Estos individuos actúan como garantes de que todas las partes cumplan con sus compromisos financieros, evitando cualquier tipo de engaño o malentendido. Su presencia es un símbolo de confianza y respeto, asegurando que cada persona pague lo que corresponde y reciba lo que le pertenece, manteniendo así la integridad del evento.
La figura del gitano de ley es especialmente relevante en contextos donde las transacciones económicas se realizan sin intermediarios o contratos formales. Este rol, basado en la reputación y el honor, es fundamental para el funcionamiento de las actividades, garantizando que las transacciones se realicen de manera justa y segura. De esta manera, los asistentes pueden disfrutar del evento con la tranquilidad de que sus intereses están protegidos.
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