Madrid celebra una nueva cumbre artística con la llegada de la primera exposición individual de Sigmar Polke al Museo Nacional del Prado. La muestra, bajo el título «Sigmar Polke. Afinidades desveladas», conecta de manera inédita la visionaria obra del artista alemán con la de Francisco de Goya, influyente maestro aragonés. La exhibición revela cómo el encuentro de Polke con las obras de Goya en 1982 marcó profundamente su carrera, afectando no solo su elección de motivos y técnicas, sino también su enfoque compositivo.
El análisis de la pintura “Las viejas o El Tiempo” de Goya mediante rayos X fue un hito para Polke, quien descubrió capas más profundas que reflejaban tiempo y memoria, un concepto que resonaba en su propia concepción del arte. Lejos de un seguimiento lineal, la exposición presenta una estructura basada en conceptos atemporales, lo que permite a los visitantes sumergirse en la complejidad creativa de Polke, uno de los artistas más vanguardistas de su era.
La influencia de Goya en Polke se manifiesta en tres esferas cruciales: la figura de Goya dentro de su entorno político y social, la iconografía compartida con elementos antropomórficos y objetuales, y la técnica particular en sus obras. Esta innovadora exposición, realizada con el apoyo de la Fundación Amigos del Museo del Prado, ofrece a los espectadores la oportunidad de explorar estas afinidades y meditar sobre el impacto del legado goyesco en el arte contemporáneo.
El papel del Ayuntamiento de Madrid ha sido decisivo, respaldando esta iniciativa como parte de un esfuerzo sostenido desde 2021 para impulsar la transmisión cultural en la ciudad y el país. Junto a otras instituciones, han convertido «Sigmar Polke. Afinidades desveladas» en una celebración cultural sin precedentes.
Al frente de esta inspiración artística se encuentra Gloria Moure, una historiadora del arte de renombre y comisaria independiente cuya experiencia ha sido crucial para el desarrollo de esta exposición. Su trabajo detalla con rigor la relación entre Polke y Goya, sumando una capa adicional de profundidad al análisis de las obras expuestas. De esta manera, el Museo del Prado reafirma su lugar como epicentro de la cultura, facilitando encuentros dinámicos entre el arte histórico y las nuevas interpretaciones que desafían y expanden nuestro entendimiento del mundo visual.
Esta exposición no solo promete ser un hito en la visita al Prado, sino que también representa un punto de reflexión sobre cómo los maestros del pasado continúan inspirando y dialogando con los creadores del presente, alimentando un ciclo constante de innovación y reinterpretación artística.
