El Museo de San Isidro en Madrid ha reabierto al público su renombrado jardín arqueobotánico tras completar con éxito un ambicioso proyecto de acondicionamiento, que implicó una inversión de 69.700 euros durante cinco meses. Esta intervención ha permitido no solo mejorar las instalaciones del museo, sino también garantizar la seguridad y conservación de este espacio emblemático para los visitantes.
El jardín, ubicado junto al ábside de la Capilla del Obispo, es un recorrido rodeado de especies autóctonas de Madrid y cuenta con pasarelas de madera que habían sufrido un notable desgaste debido a la exposición a los elementos climáticos. Este deterioro obligó al cierre del espacio para prevenir accidentes. Además, problemas de impermeabilización del estanque interior habían derivado en la aparición de humedades en la planta sótano del museo.
En respuesta a estos desafíos, las recientes obras han incluido la reparación de las pasarelas, la impermeabilización del estanque y el acondicionamiento de las zonas terrizas. También se realizaron trabajos en la fachada trasera, donde se revisó el revestimiento; además del saneamiento y pintura de la escalera de emergencia, y mejoras en la instalación de fontanería.
El Museo de San Isidro, situado en el solar donde se erigía el antiguo palacio de los condes de Paredes, se alza como un icono cultural en la ciudad, atrayendo a visitantes interesados en la arqueología madrileña y la historia de Madrid, desde la Prehistoria hasta el establecimiento de la Corte en 1561. Su exposición permanente, complementada por piezas del desaparecido Instituto Arqueológico y del Museo Municipal, sigue siendo un recurso educativo primordial en la ciudad.
Con la reapertura del jardín, este espacio renovado y seguro se dispone nuevamente a recibir a los visitantes, reafirmando el compromiso del museo con la preservación del patrimonio natural y arquitectónico de Madrid.
