El denominado «muro azul», compuesto por los estados de Michigan, Wisconsin y Pensilvania, juega un papel crucial en la carrera de Kamala Harris hacia la Casa Blanca. Estos estados son considerados “swing states” debido a su historial de fluctuaciones entre los partidos demócrata y republicano en elecciones anteriores. La clase trabajadora, pieza clave en estos estados, muestra una mayor inclinación hacia el plan económico de Donald Trump, mientras que Harris busca atraer el voto femenino, joven y afroamericano. Desde 1992 hasta 2012, estos estados votaron consistentemente por los demócratas, pero Trump rompió esta tendencia en las elecciones de 2016, lo que llevó a una intensa batalla por estos territorios en las elecciones actuales.
Ambos candidatos requieren 270 votos electorales para ganar, y mientras Trump tiene una ventaja preliminar en estados como Carolina del Norte, Arizona y Georgia, Harris necesita recuperar los 44 votos del «muro azul». A pesar de que las encuestas muestran una leve ventaja para Harris en Michigan, Wisconsin y Pensilvania, los márgenes son estrechos y la aprobación de Trump entre la clase trabajadora podría inclinar la balanza. En este contexto, ambos candidatos han invertido sumas significativas en estados indecisos, alcanzando los 120 millones de dólares en gastos de campaña. La importancia de Pensilvania se destaca como el estado decisivo, y ambos candidatos han enfocado gran parte de sus esfuerzos en ganar el apoyo en esta región.
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