El funeral del papa Francisco, quien falleció a los 88 años, convocó a una multitud de 400,000 personas que se congregaron en la plaza de San Pedro y en las calles de Roma para darle su último adiós. El evento contó con la presencia de delegaciones de 146 países, incluidos 10 monarcas y más de 50 jefes de Estado y de Gobierno. A pesar de las críticas que enfrentó durante su pontificado, Francisco fue recordado por sus obras y su cercanía con la gente común, lo que se reflejó en la gran afluencia al evento. La homilía resaltó su constante llamado a construir puentes y no muros, y su defensa de los más vulnerables, lo cual fue recibido con aplausos de la multitud presente.
El funeral también reunió a figuras políticas de gran relevancia, como Donald Trump y Volodímir Zelenski, quienes coincidieron en un encuentro diplomático que parecía recordar el legado pacifista de Francisco. A lo largo del cortejo fúnebre, que culminó en la basílica de Santa María la Mayor, el papa fue despedido con aplausos y gritos de agradecimiento de miles de fieles. La ceremonia marcó el fin de un pontificado que buscó acercar a la Iglesia a las realidades contemporáneas, generando un profundo impacto tanto en las estructuras religiosas como en el ámbito político mundial. La despedida de Francisco deja un vacío en la Iglesia, quien ahora enfrenta el desafío de elegir un sucesor capaz de continuar su legado en un contexto global lleno de tensiones.
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