El «efecto Streisand», término que describe cómo los intentos de ocultar una información indeseada pueden amplificar su visibilidad, se ha hecho presente nuevamente en Estados Unidos, esta vez afectando al presidente Donald Trump. Intentando evitar que se hable de la relación entre el caso Epstein y su administración, Trump ha pedido a sus seguidores que ignoren el tema, sin éxito. A medida que avanzan los días, la divulgación de datos comprometedores y teorías de conspiración sobre el millonario pederasta Jeffrey Epstein y su supuesta lista de clientes ha capturado más la atención pública. En particular, el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, se ha sumado a las voces que exigen transparencia en torno al caso, desencadenando una crisis de credibilidad dentro del entorno de Trump.
A pesar de los esfuerzos de Trump por desviar la atención, el debate se ha intensificado, afectando incluso a figuras clave de su gabinete. La fiscal general Pam Bondi, al frente del Departamento de Justicia y quien había sido una figura destacada entre los seguidores de Trump, se encuentra ahora bajo escrutinio público. Mientras tanto, redes sociales y medios críticos con el presidente han utilizado el tema para atacar su gestión, encontrando aliados imprevistos en algunos ideólogos ultra del movimiento MAGA y hasta en los demócratas. Con líderes de ambos bandos políticos pidiendo más información sobre el caso, el intento de Trump de silenciar el tema ha resultado en un estruendoso fracaso, amplificado por los mismos mecanismos que intentaba evitar.
Leer noticia completa en El Pais.