En una operación digna de una serie de espionaje, Israel ha llevado a cabo una intervención tecnológica sofisticada contra Hizbulá, provocando explosiones en las baterías de los aparatos de comunicación por radio de los terroristas. La Inteligencia israelí logró sobrecalentar estos mensáfonos a distancia, resultando en un saldo aproximado de 2.800 heridos, de los cuales 200 se encuentran en estado crítico, según el diario Haaretz. La acción ha generado una rápida movilización en los hospitales del sur del Líbano, Valle de la Bekaa y los suburbios meridionales de Beirut, donde las instalaciones médicas han activado un estado de «alerta máxima» para lidiar con la urgencia sanitaria.
Fuentes de Hizbulá han reconocido esta operación como «la mayor brecha en su seguridad» en el último año, y aunque no han atribuido directamente el ataque a Israel, han iniciado una investigación interna. Altos cargos israelíes, incluyendo al primer ministro Benjamin Netanyahu y el jefe del Mossad, David Barnea, han mantenido reuniones de alto nivel sobre la situación, mientras que en el norte de Israel se ha pedido a la población que permanezca cerca de los refugios. La complejidad de la operación indica la posible involucración de múltiples agencias israelíes. Además, se han reportado explosiones similares en Siria, causando siete muertes en Damasco, lo que señala una ampliación de la tensión en la región, con Irán y sus aliados en el epicentro del conflicto.
Leer noticia completa de Internacional en El Independiente.