El enamoramiento provoca cambios significativos en el cerebro, según un reciente estudio de Pärttyli Rinne. Durante este proceso, se activan diversas áreas cerebrales, dependiendo del objeto de amor, ya sea pareja romántica, hijos, amigos, mascotas, naturaleza o extraños. El amor interpersonal activa más intensamente las áreas de cognición social y el sistema de recompensa, en comparación con el amor hacia mascotas o la naturaleza. Estos cambios pueden marcar un antes y un después en nuestra vida cotidiana y emocional, sugiriendo que la experiencia del amor está moldeada por factores biológicos y culturales.
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