El director Edward Berger se encuentra en un momento de asombro tras el inesperado resurgimiento de su película «Cónclave» a raíz de la muerte del Papa Francisco I. La obra, que ya había ganado notoriedad con siete nominaciones y una victoria en los premios Oscar, ha capturado nuevamente la atención del público, disparando sus cifras de taquilla y retornando a las salas de cine. Basada en la novela de Robert Harris, «Cónclave» presenta un intrigante thriller sobre las complejas dinámicas del Vaticano, resonando no solo con los cinéfilos, sino también con una audiencia muy particular: los cardenales que actualmente deliberan en la Capilla Sixtina.
Según Politico, muchos de los 133 cardenales reunidos para el cónclave han visto la película, algunos incluso en el cine. Esta fascinación no se debe solo a su interés en el cine, sino también a la utilidad que encuentran en la trama para entender mejor los complejos juegos de poder dentro de la Iglesia. Esta producción, que evita ser tan crítica como otras representaciones cinematográficas del clero, destaca las tensiones entre cardenales progresistas y conservadores, dejando a sus espectadores —incluyendo el mismo colegio cardenalicio— reflexionando sobre las semejanzas entre la ficción y su realidad actual.
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