La semana pasada, el PSOE se vio envuelto en un nuevo escándalo tras la divulgación de unos audios donde se oyen a tres presuntos emisarios del partido, incluyendo a Leire Díez, ofrecer un trato de favor a un empresario implicado en una investigación judicial. A cambio, habrían solicitado información comprometedora sobre la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, que investiga el «caso Koldo» y a Begoña Gómez, esposa del presidente del Gobierno. En una rueda de prensa, Leire Díez defendió sus acciones, afirmando que su participación estaba enmarcada dentro de una investigación que lleva a cabo como periodista y que no pretendía obstruir a la justicia.
Sin embargo, la situación se tornó tensa cuando Víctor de Aldama, el empresario mencionado, interrumpió la conferencia para desmentirla, acusándola de mentir y señalando que su intención era perjudicar al partido y a figuras cercanas al Gobierno. Aldama, que se encuentra en libertad provisional tras colaborar con la justicia en el «caso Koldo», denunció que los emisarios del PSOE ofrecían beneficios a empresarios que declararan en su contra. En este ambiente de acusaciones cruzadas, la relación entre Leire Díez y Aldama se ha revelado como un punto crucial en la controversia que acecha al partido socialista.
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