El triunfo de La Libertad Avanza en las elecciones legislativas de Argentina, con Javier Milei a la cabeza, fue celebrado efusivamente por sus seguidores en Buenos Aires. La coalición logró teñir de violeta 18 de las 24 provincias, consolidando su poder en gran parte del país. Milei, en un discurso triunfal, agradeció a sus ministros, incluidos aquellos que renunciaron, y prometió dejar atrás lo que describió como «100 años de decadencia». Los festejos en las calles destacaron el entusiasmo entre los jóvenes, núcleo inicialmente fuerte de su movimiento, ahora acompañados por un público más diverso. La victoria, particularmente significativa en la provincia de Buenos Aires, marcó un cambio respecto a la derrota previa frente al peronismo.
Por otro lado, el resultado dejó al movimiento peronista en estado de shock, especialmente tras su reciente triunfo en Buenos Aires, que había revitalizado su moral. Desde el búnker en La Plata, el gobernador Axel Kicillof prometió redoblar esfuerzos contra las políticas de ajuste del gobierno de Milei, destacando la resistencia de la provincia más grande del país. Mientras tanto, Cristina Kirchner optó por el silencio pero saludó a sus simpatizantes desde su residencia, donde cumple prisión domiciliaria. La derrota del peronismo fue un golpe inesperado, quedando lejos de encontrar una narrativa que mitigara el impacto de los resultados adversos.
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