El Museo del Louvre en París está intentando recuperar la normalidad tras un audaz robo ocurrido el pasado domingo. Cuatro ladrones enmascarados ingresaron a la galería de Apolo utilizando una escalera, rompieron las vitrinas y se llevaron joyas históricas pertenecientes a Napoleón Bonaparte, Napoleón III y la emperatriz Eugenia de Montijo. Este suceso obligó a cerrar el museo el domingo y el lunes, además de su descanso habitual el martes. Aunque el Louvre abrió nuevamente el miércoles, la galería afectada permanecerá cerrada indefinidamente. El incidente ha causado consternación en Francia, que atraviesa momentos difíciles bajo la presidencia de Emmanuel Macron. El ministro de Justicia, Gerald Darmanin, criticó el fallo de seguridad que permitió el aparcamiento de un camión con una escalera en pleno centro de París, facilitando el robo de joyas invaluables.
La directora del Louvre, Laurence des Cars, comparecerá en el Senado francés para explicar las fallas en seguridad que permitieron el robo en uno de los museos más renombrados del mundo. Los ladrones sustrajeron nueve piezas de valor incalculable, tanto por sus miles de piedras preciosas como por su significado histórico. Entre las joyas robadas se encuentran la diadema de la reina Hortensia, un conjunto de collar y pendientes de zafiro, y la diadema de la emperatriz Eugenia, todas confeccionadas con zafiros, esmeraldas, perlas y diamantes. Pese a la tensión generada por el robo, una de las piezas, la corona de Eugenia, fue recuperada, aunque está siendo evaluada por daños. La situación ha destacado la vulnerabilidad de las medidas de seguridad en instituciones culturales de alto perfil.
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